Declaración de intenciones
Esta página pretende ser una llamada de atención ante un gravísimo problema que amenaza nuestra tierra: los incendios forestales. Lejos de sentenciar o de asentar unas opiniones, es un foro de debate donde no se da por cerrado nada, donde se asume que es un problema muy complejo que no tiene únicos culpables ni existe una única solución.
Ante la oleada de incendios que asolan cada verano, pero también cada invierno (el día de Navidad había tres incendios activos en el suroeste de Ourense), creo fundamental plantearse una pregunta: ¿Quién quema los montes? Ante la pasividad de los que debieran investigar sobre ello (Galicia entera está quemada y son contados los casos de incendiarios condenados), creo necesario abrir un debate social sobre las causas de los incendios y sus responsables.
La magnitud del problema es tal que es evidente que no se trata de conductas aisladas, de gamberradas, o menos aún de sucesos fortuitos. Cuando en un mismo municipio hay cuatro incendios el mismo día a la misma hora (al caer la tarde), no puede ser casualidad: existe un plan incendiario.
Galicia, al igual que el Norte de Portugal y las comarcas limítrofes asturianas, leonesas y castellanas, está sufriendo desde hace dos décadas un ataque incendiario que sólo puede obedecer a motivos económicos. Es una verdadera industria del fuego, con unos grupos de interés que se benefician de que el monte arda, ante la anuencia de las autoridades.
Desentrañar quiénes son los responsables no es una tarea grata, pues necesariamente hay que herir susceptibilidades (de lo que bien se guardan los políticos). Pongamos un ejemplo: cuando señalamos como posibles responsables a los cazadores, es evidente que no todos los cazadores le pegan fuego al monte. Es más, ni siquiera una mayoría, ni una pequeña minoría. Pero sí que creo indiscutible que hay personas concretas que por intereses relacionados con la caza pegan fuego al monte. Tan equivocado sería generalizar la culpa como la exculpación de todo un colectivo o grupo de interés.
No es la intención de esta página culpar a nadie, que para eso están (¿están?) los jueces y fiscales, sino reflexionar en conjunto sobre los posibles intereses que pueden llevar a que el monte arda año tras año. No es cuestión de señalar con el dedo acusatorio, máxime cuando en mi opinión la culpabilidad última está en los distintos gobiernos que han ido creando, por obra u omisión, las condiciones económicas y sociales que han desembocado en esta plaga que amenaza con destruir, de forma absoluta y definitiva, la riqueza natural de nuestra tierra.
Se trata de un problema complejo, que debe ser tratado desde muchos puntos de vista, no únicamente el de la extinción ni el de la persecución policial de los autores directos. Es un problema sociológico y económico. Económico por los intereses que existen en torno a los incendios. Sociológico por la desafección de la Galicia rural por unos bosques de repoblación que le vinieron impuestos por la dictadura y aún antes (las repoblaciones masivas empezaron en época de Isabel II), así como por la ignorancia en la que vive la Galicia urbana de los problemas que afectan al monte gallego.
Es pues un problema que ha de ser tratado de forma global, también en el aspecto competencial y geográfico. Es fácil suponer que compartimos causas y, probablemene, agentes incendiarios con otras zonas devastadas por el fuego en el Noroeste peninsular.
Eso sí, aunque esta página esté focalizada en el monte gallego está por supuesto abierta a la participación de cualquier ciudadano de la península (espero que el idioma no sea una frontera para los lectores portugueses), pues mucho de lo que aquí se diga será fácilmente extrapolable a otras regiones. La Naturaleza es una, y por desgracia los incendios no sólo amenazan esta esquina, ni se detienen en las fronteras.
Mi única intención es la de dar una voz de alarma ante lo que me parece el mayor desastre ecológico que afecta a Galicia, recogiendo las opiniones que escucho en la calle y a partir de ellas abrir un foro de debate en el que poder intercambiar ideas y puntos de vista.
Ésta es pues una invitación a la reflexión y al debate. Nada de lo que aqui esté escrito es indiscutible, todo es rebatible, opinable. Esta página sólo propone unos temas como punto de partida de un diálogo entre ciudadanos. La secuencia será la misma en todos los puntos: análisis de los intereses y sugerencia de soluciones que podrían desactivar esos intereses.
La máxima sería:
Procurar que nadie saque provecho de que el monte arda, y no arderá.
Vosotros tenéis ahora la palabra.